viernes, 23 de marzo de 2012

Cuadro: ¿Cuánto tiempo permanecen los gobernantes en el poder?

EL nombre Omán se cree que deriva de una palabra que significa "un hombre que reside permanentemente en su patria", aunque dado el actual caso cambiar "reside" por "preside" parece más optimo. Desde 1946, el punto de inicio del análisis, el sultanato ha tenido solamente dos mandatarios, convirtiéndolo en el país en donde menos cambio de gobierno hubo. Los países de Medio Oriente tienden a mantener a sus lideres en el poder por más tiempo que las demás regiones (un poco más de ocho años en promedio). África sigue con gobiernos de más de siete años. América Latina, maldecida con décadas de golpes de estado, ha mantenido, en una era mucho más democrática, la tendencia al cambio de gobernantes cada cuatro años mas o menos (N.T.:enmarcado en la constitución). Los europeos se cansan de sus lideres más rapidamente que cualquier otra region, en parte a la mayor importancia de los primeros ministros sobre los presidentes, pero tambien debido a los arreglos interpartidarios en paises como Suiza. La metodologia empleada por The Economist, de todos modos, trata sobre casos puntuales más que suceciones, entonces no toma plenamente en cuenta las variaciones de presidentes que entran y salen como el caso de Rusia con Vladimir Putin


Texto Original:


OMAN’s name is thought to derive from a word meaning “a man residing permanently in the homeland"—but "presiding” might be more apt. Since 1945, the starting point for our analysis, the sultanate has only had two rulers, making it the country with the lowest turnover of leaders in the world. Countries in the Middle East tend to hold on to their leaders longer than anywhere else (a little over eight years on average). Africa comes next at more than seven years. Latin America, cursed for decades by coups, has in a more democratic era maintained its tendency to swap rulers every four years or so. Europeans tire of their leaders quicker than any other region, in part due to a general predominance of prime ministers over presidents, but also to power-sharing arrangements in countries like Switzerland. Our methodology, however, looks at individuals rather than terms, so does not fully account for the variations of revolving-door presidencies like that of Russia under Vladimir Putin.

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