domingo, 11 de marzo de 2012

¿Qué será de mí?


        

        ¡Los famosos piquetes! ¿Qué son ellos más que la voz de un grupo de personas expresando su opinión personal?
            Pues a veces son algo más que eso. A veces son un grupo de personas enviadas sin ningún tipo de explicación por algún líder político, son parte de alguna gran estrategia (no obligatoriamente bien intencionada). Otras veces son pocos los que saben porque se convocó esa protesta, y muchos los que simplemente les interesa sentirse poderosos cortando calles, rompiendo carteles, etc. Y así, podríamos encontrar millones de otros casos, en los que grupos de personas se reúnen y cortan calles, pero no siempre para expresar su verdadera y honesta opinión personal (ya sea descontento o felicidad).
          Pero hasta en la mejor de las causas, el cortar la calle interrumpe la vida de miles y hasta millones de personas que transitan por ellas.
         Si !!!  Es verdad que hay muchas causas que merecen y deben ser conocidas por TODOS, y les aseguro que causas para protestar no faltan.
             Sin embargo, tratemos de poner en otro plano las causas de las protestas, para poder comprender mejor la posición de las miles de personas afectadas por los cortes de calles, los piquetes, etc.

              Soy ciudadano. Como vos, y el resto. Y tengo el derecho a transitar por la vía pública tranquilamente.
            El protestante (a veces hasta puede ser uno mismo) dirá: “y yo tengo el derecho a tener... (ejemplo: seguridad, trabajo, etc.), y como no me lo están proporcionando, ni aun cuando presento quejas formales, voy a cortar la calle junto a los que estén de acuerdo conmigo, para que nos den mayor importancia.”
            Estoy totalmente de acuerdo con reclamar por los derechos de uno mismo, y del país mismo. Pero lo que parece no quedar claro en nuestro país, es que sobre-utilizando esta forma de protesta (la de cortar de calles), terminamos gastando su poder, su influencia, para pasar a ser un grupo de molestos, desubicados, irrespetuosos y rutinarios, que interrumpen constantemente la vida del resto, e invaden y violan sus derechos.
            A los argentinos, a los ciudadanos de cualquier país del mundo, tienen el derecho de reclamar por sus derechos, ¡no hay ninguna duda! Y sí hay que llegar al corte de calles es porque definitivamente el país no les está dando el respeto suficiente a ustedes como ciudadanos. Eso es un país que funciona mal. Es un país donde sus dirigentes no se preocupan por los derechos de sus ciudadanos, o no lo hacen lo suficiente.
            Acepto que la democracia puede tener sus fallas, y que no todo lo que uno vota termina siendo lo que uno espera. Acepto que es muy difícil ponerse de acuerdo entre tanta gente, para encarar diversos y grandes proyectos.
            
             Pero lo que digo va más allá de la política socio-económica que pueda llevar adelante nuestro país.
            Lo que quiero decir es que, por más que los líderes políticos son los que se encargan de guiar el país, el país somos los ciudadanos. Está perfecto reclamarle al estado por nuestros derechos, pero también hay que tener en cuenta los derechos del resto, porque de no tenerlos en cuenta no existiría verdaderamente ese estado al que le reclamamos, ya que ese estado somos todos. Y ese es nuestro gran problema como sociedad
            Lo que quiero plantear, y me gustaría que se queden pensando ustedes, es: ¿En qué punto los derechos de una persona pasan a ser una invasión o agresión a los derechos de otra persona? ¿Está bien reclamar y conseguir mis derechos invadiendo o destruyendo los derechos del resto?
            Un estado, no puede proporcionarle derechos a la totalidad de sus ciudadanos si entre ellos se los quitan o no se los respetan. El estado son los ciudadanos, y si entre ellos se destruyen sus propios derechos, destruyen el estado, el cual nunca llegará a proporcionarle entonces los derechos a todos.

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